EUROPA
PRESS
20 agosto
2021
Dos
capacidades mentales clave pueden incluso mejorar durante el envejecimiento
Durante mucho tiempo se ha creído que
el avance de la edad conduce a una amplia disminución de nuestras capacidades
mentales. Ahora, una nueva investigación del Centro Médico de la Universidad de
Georgetown, en Estados Unidos, ofrece una noticia sorprendentemente buena al
contrarrestar esta opinión.
Los hallazgos, publicados en la revista 'Nature
Human Behaviour', muestran que dos funciones cerebrales
clave, que nos permiten atender a nueva información y centrarnos en lo que es
importante en una situación determinada, pueden de hecho mejorar en los
individuos mayores. Estas funciones subyacen a aspectos críticos de la
cognición como la memoria, la toma de decisiones y el autocontrol, e incluso la
navegación, las matemáticas, el lenguaje y la lectura.
"Estos resultados son asombrosos y tienen importantes
consecuencias para la forma en que debemos ver el envejecimiento", dice el
investigador principal del estudio, Michael T. Ullman, profesor del
Departamento de Neurociencia y Director del Laboratorio de Cerebro y Lenguaje
de Georgetown.
"La gente ha asumido de forma generalizada que la
atención y las funciones ejecutivas disminuyen con la edad, a pesar de los
intrigantes indicios de algunos estudios a menor escala que planteaban dudas
sobre estas suposiciones, afirma. Pero los resultados de nuestro gran estudio
indican que elementos críticos de estas habilidades en realidad mejoran durante
el envejecimiento, probablemente porque simplemente practicamos estas
habilidades a lo largo de nuestra vida".
"Esto es aún más importante debido al rápido
envejecimiento de la población, tanto en Estados Unidos como en todo el
mundo", dice Ullman, quien añade que, con más investigación, podría ser
posible mejorar deliberadamente estas habilidades como protección contra el
deterioro del cerebro en el envejecimiento sano y los trastornos.
El equipo de investigación, que incluye al primer autor, el
doctor João Veríssimo, profesor adjunto de la
Universidad de Lisboa (Portugal), analizó tres componentes distintos de la atención
y la función ejecutiva en un grupo de 702 participantes de entre 58 y 98 años.
Se centraron en estas edades porque es cuando la cognición suele cambiar más
durante el envejecimiento.
Los componentes que estudiaron son las redes cerebrales
implicadas en la alerta, la orientación y la inhibición ejecutiva. Cada una de
ellas tiene características diferentes y depende de distintas áreas cerebrales
y de distintos neuroquímicos y genes. Por lo tanto, Ullman y Veríssimo razonaron que las redes también pueden mostrar
diferentes patrones de envejecimiento.
La alerta se caracteriza por un estado de mayor vigilancia y
preparación para responder a la información entrante. La orientación implica el
desplazamiento de los recursos cerebrales hacia una ubicación concreta en el
espacio. La red ejecutiva inhibe la información que nos distrae o que entra en
conflicto, lo que nos permite centrarnos en lo que es importante.
"Utilizamos los tres procesos constantemente, explica Veríssimo. Por ejemplo, cuando conduces un coche, la alerta
es tu mayor preparación cuando te acercas a una intersección. La orientación se
produce cuando cambias tu atención a un movimiento inesperado, como un peatón.
Y la función ejecutiva te permite inhibir distracciones como los pájaros o las
vallas publicitarias para que puedas seguir concentrado en la conducción".
El estudio descubrió que sólo la capacidad de alerta
disminuía con la edad. En cambio, tanto la orientación como la inhibición
ejecutiva mejoraban.
La hipótesis de los investigadores es que, dado que la
orientación y la inhibición son simplemente habilidades que permiten a las
personas atender selectivamente a los objetos, estas habilidades pueden mejorar
con la práctica a lo largo de la vida. Ullman y Veríssimo
sugieren que los beneficios de esta práctica pueden ser lo suficientemente
grandes como para compensar el declive neuronal subyacente. En cambio, creen
que la alerta disminuye porque este estado básico de vigilancia y preparación
no puede mejorar con la práctica.
"Debido al número relativamente grande de participantes
y a que descartamos numerosas explicaciones alternativas, los resultados
deberían ser fiables y, por lo tanto, podrían aplicarse de forma
generalizada", afirma Veríssimo. Además, explica
que "como las habilidades de orientación e inhibición subyacen a numerosos
comportamientos, los resultados tienen amplias implicaciones".
"Los hallazgos no sólo cambian nuestra visión de cómo
el envejecimiento afecta a la mente, sino que también pueden conducir a mejoras
clínicas, incluso para los pacientes con trastornos de envejecimiento como la
enfermedad de Alzheimer", dice Ullman.